Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

EXPOSICIÓN

Museo de la Memoria y Los Derecho Humanos

Santiago, Chile.
noviembre – abril 2023

REGÍMENES SÁDICOS EN LA HISTORIA NECROPOLÍTICA DE CHILE

Por Damir Galaz-Mandakovic
Doctor en Antropología y doctor en Historia

El decreto 1.530 del año 1976 determinó que el 10% de los ingresos provenientes de Codelco serían destinados a financiar a las Fuerzas Armadas. Es la Ley Reservada del cobre que, por años, ha sostenido el ingreso y uso secreto de los fondos para mantener el aparato militar en el Estado de Chile. El glorioso ejército sobrevive gracias a la industria minera. La explotación de la industria del cobre enterrado en las montañas y desiertos permite el pago de las balas en los fusiles. Esa transfusión de recursos arma la cadena de fortalecimiento que forma la columna vertebral de la nación y sus tropas. 

Esas tropas siguen la razón de ser de todo ejército: preservar la integridad territorial de un país. La defensa de las fronteras, parecida tal vez a la conservación de un cuerpo, resguarda un espacio para la convivencia en su interior. Y ¿qué vivimos al interior de esta larga franja de desiertos, valles y bosques? ¿Qué historia podemos darle a los acontecimientos protegidos por las balas pagadas con el cobre de las montañas? Dagmara Wyskiel, nacida en Cracovia y afincada hace años en Antofagasta, ensaya una forma de unir estos hilos que entrelazan las distintas formas del poder militar y la conformación de la violencia histórica que levanta a un país cuyo lema patrio es “por la razón o la fuerza”.

 

Sobre una extensa cinta arriba y una tarima abajo se reparten 216 años: de rojo los de violencia y de blanco los de trémula calma. La mirada descubre de inmediato el predominio del color de la sangre derramada. Este ejercicio visual viene, en palabras de la propia artista, a “repensar la historia entendida no como un conjunto de acontecimientos, sino como un patrón de comportamientos violentos”. Sin la ingenuidad de un reclamo pacifista, su investigación conjuga las estadísticas del desarrollo de una maquinaria de explotación de los recursos que producen la historia de un país a partir de la violencia. La noción de gasto aparece aquí como un concepto ineludible: por una parte, el desgaste de los recursos territoriales que alimentan las cuentas reservadas para manejar el aparato militar del Estado; por otra parte, el gasto de miles de vida cegadas por la violencia de las armas que el sistema construye. La paradoja subraya la mantención de una fuerza bélica cuyo carácter destructivo se torna en la posibilidad de preservación de un orden. ¿Qué orden es ese? Y la pregunta siguiente, ¿debe todo orden social ser el resultado de una razón que finalmente se garantiza a través de una maquinaria bélica? Por la razón de la fuerza, sería tal vez un lema más sincero. De momento, el silencioso repaso de estas cifras es el único ensayo de respuesta.

Pedro Donoso                                                                                                                                            Teórico e Investagor de arte